viernes, 20 de junio de 2014

La filosofía como pasaje del mito al logos por DARÍO

  1. La filosofía como pasaje del mito al logos por DARÍO
Se dice que la filosofía nació en Grecia cuando una serie de pensadores se preguntaron por primera
vez por el origen de todas las cosas. Esos pensadores vivían en Mileto, costa asiática del
Mediterráneo, alrededor del siglo VI a. C. Se discute mucho la cuestión del comienzo, esa manía
nuestra de querer priorizar momentos fijos con héroes que transformaron de raíz la escena vigente. A veces se suele presentar a Tales como una especie de héroe, que en medio de una cultura mitológica,
se iluminó e inventó la filosofía. Es cierto que según los registros históricos y sobre todo de acuerdo
al relato que hace Aristóteles de los primeros filósofos previos a él, Tales fue quien pronunció por
vez primera una respuesta racional, natural y conceptual sobre la cuestión del origen. ¿Cuál fue el
principio de todas las cosas? ¿Cuál fue el arché?
Arché en griego significa «principio rector» y está asociado tanto a un elemento material a partir
del cual todo proviene, como a la idea de rey o señorío. Lo que rige todo, pero no es regido; lo que
no necesita de nada para subsistir. Tales no trajo a colación ninguna deidad ni efecto sobrenatural,
sino que justamente se lo reivindica como primer filósofo debido a su respuesta: el origen de todas
las cosas es el agua. De algún modo es claramente justificable la dependencia última de cualquier
entidad con respecto al agua. Y en última instancia, convenza más o menos, el intento por responder
desde un dispositivo de saber encuadrado en la tensión entre filosofía y ciencia, lo coloca en otro
lugar al usual de sus tiempos. Sin embargo, lo interesante es vislumbrar el modo en que se fue
instalando un tipo de abstracción, obsesionada por encontrar la unidad en la diversidad, lo común a
la multiplicidad de entes que pululan por doquier. Lo interesante es entender que hubo un
acontecimiento o acontecimientos que fueron llevando a la necesidad de sintetizar, de reducir, de
simplificar, de economizar, de administrar las diferencias a partir de estructuras comunes que en su
simplicidad nos proveyeran de explicaciones satisfactorias y tranquilizantes. Nos anestesiaran un
poco.

Quiero decir; ¿por qué tanta obsesión por encontrar un principio que unifique, que mancomune,que desdiferencie, que agrupe? ¿Por qué el camino no fue otro? ¿Por qué en realidad el camino no fuemúltiples caminos? ¿Qué se gana y qué se pierde al economizar lo múltiple y reducir lo real a
principios firmes y definitivos?
Algo anda mal en el tren. Frena demasiado. Se mueve raro. Me da arcadas. Estaría bueno saber
qué es lo que está pasando, pero nunca se sabe nada. Uno se acostumbra a dejarse llevar por la
inercia misma de una cotidianidad sin respuestas. Si no se pueden conocer los motivos por los cualesel tren funciona mal, ¿por qué suponer que podríamos conocer los motivos del universo? A veces meparece más fácil hacer filosofía y arriesgar alguna respuesta sobre los grandes temas existencialesque averiguar por qué el tren está andando mal o a qué hora llegará a destino. La pregunta por el porQué parece que solo puede contestarse con respuestas últimas y únicas. No es casualidad que el Dios
que ha triunfado haya venido de la mano y con la mano del monoteísmo: un único Dios, una única
verdad. ¿Pero por qué? ¿Por qué la pregunta por el por qué solo parece poder responderse con
respuestas últimas y únicas? ¿Qué tipo de orden se esconde detrás de la unidad de lo diverso? O más
bien, ¿por qué la unidad tiene mejor prensa que la diversidad? O mejor, ¿por qué cuánto más
hallamos lo común entre los entes nos sentimos más cerca de la verdad y cuánto más nos perdemos
en las diferencias, nos sentimos a la deriva? Hay como una economía del pensamiento que en la
racionalización, medición y cuantificación de ideas, se ordena mejor. ¿Pero qué es el ordees el orden? ¿Qué se
gana y qué se pierde con el orden? ¿Y con cuál orden? ¿Hay un orden natural de las cosas?
Ya el mundo de la mitología griega tenía sus complejidades. Pero una de las formas oficiales de
narrar el origen de la filosofía es con el relato del pasaje del mito al logos. La idea de pasaje supone
dos estados diferenciados y un momento de transición concreto que suele cristalizar ambos estados
como si no hubiera procesos, sino cambios radicales y terminantes. Ahora el tren frenó y no arranca.
La señora mayor empezó a hablar. No entiendo lo que dice, pero se la ve enojada. Habla al aire,
molesta con el mundo, o por lo menos con este viaje interrumpido. Insulta a todo el mundo, pero
sobre todo a los políticos. Exige que los servicios funcionen y desafía con no pagar más los
impuestos. Nada en la historia cambia de manera tan terminante de un día para el otro. No es cierto
que hasta Tales toda la cultura griega estaba escuadriñada por la mitología y en el medio de tanta
«oscuridad», Tales se dio cuenta y empezó a pensar. ¿No se pensaba antes? ¿Los mitos no tienen
nada de pensamiento? Y al revés, ¿no hay algo de mito en la razón?
Los mitos son cuentos, relatos, pero que no aspiran a una explicación racional de lo real, o
incluso podríamos decir que no aspiran a una explicación sino a una praxis, a la conformación de una costumbre.
Los mitos nos brindan el horizonte dentro del cual ciertas costumbres se ven legitimadas,
cobran sentido. Pero no intentan construir una justificación racional donde todo lo afirmado se
encuentre debidamente justificado y demostrado con argumentos lógicos o empíricos, sino que al
contrario apelan más a la emoción, a la sensibilidad, a la memoria, a las fantasías, a todos aquellos
aspectos más bien irracionales de lo humano y que en cuanto tales impulsan a la acción. Tampoco la
historia de la mitología griega es lineal. Los mitos mutan todo el tiempo de acuerdo a la zona, a la
época, a los protagonistas. Y su narración por parte de los poetas también va transformándose,
adquiriendo con el paso de los siglos cada vez mayor racionalidad.
Mito y logos son dos términos que se nos presentan confrontados y sin embargo se ven unidos por
más de una variable. En principio se puede reconocer en Tales tanto a un mitólogo como a un
filósofo. De acuerdo a las fuentes textuales, lo que a lo sumo se puede saber que escribió
auténticamente Tales fue algo así como que «la Tierra flota sobre el agua como un leño»[26]. De allí que ligar más esta idea con la noción científica de agua que con los mitos adjudicados al dios
Poseidón, tiene más que ver con la necesidad de Aristóteles de fundar su propia historia como
sucesor de una cadena de filósofos que con alguna prueba concreta. Todos los pensadores
presocráticos se encuentran siempre en el límite entre el mito y el logos, y también al revés, se puede
encontrar en los relatos mitológicos de Hesíodo y el nacimiento de todas las deidades narrado en la
Teogonía[27], una disposición racional de vínculos entre los dioses y los objetos del mundo que lo
hace tener más que ver con la lógica del logos que con el mito.

Es cierto que algo fue surgiendo en la Grecia arcaica que se fue convirtiendo en lo que llamamos
filosofía, cada vez más alineada con los discursos racionales, y menos conectada con los discursos
míticos. Ya en la Grecia clásica ateniense, la divisoria es clara, aunque a los ojos del racionalismo
moderno, la filosofía de Platón se encuentre en el límite. Son estas dicotomías las que de alguna
forma se van instalando como ordenatorias de todo saber y que terminan agudizando los extremos:
mito «o» logos, y no mito «y» logos. De hecho en la etimología de la palabra logos está la idea de
cuento[28], el contar, el enumerar, donde el cuento sigue siendo la narración del mito, pero ahora
siguiendo pasos, adaptándose a cierto orden, a cierta ley. El mito y el logos pueden tratarse de lo
mismo: formas de conectarnos con lo real a través de un sentido, a través de un relato. Cuentos…
Cuentos. ¿Cómo se creó todo? ¿Cómo se creó aquello que creó todo? ¿Cómo se creó lo que creó
que se creó todo? Cuentos para niños: apasionados, terapéuticos, tranquilizantes. Todo en definitiva
es discurso y además, todo es cuento. ¡Tiene que haber sentido! Todos los eventos se cuelgan de un
cuento que hace de hechos aislados una historia. No importa si es lógica o no, la lógica viene
después. Primero el cuento: algunos son lógicos y otros no, pero todos funcionan. El conocimiento
científico moderno, con sus criterios de prueba y sus criterios de verdad, también es un cuento que,
cuando se instala, se vuelve evidencia. Se vuelve normalidad de una época. Se vuelve garantía de
funcionamiento. ¿Por qué el señor que duerme no puede estar muerto? ¿Por qué la señora que sigue
gritando a nadie porque el tren está detenido inculpando a todo el mundo, no puede ser un robot?
Filosóficamente hablando, puede ser cualquier cosa. Poseemos la disposición a cuestionarlo todo y
en ese sentido, las pruebas cumplen un papel posterior. Lo importante es el cuento. Y en todo caso la
prueba empírica ya supone un cuento previo que hace de nuestro acceso a los hechos, una acción
transparente. Y si a la mujer la cortamos por la mitad con una motosierra y vemos sus entrañas
similar a la de cualquier ser vivo, todavía podemos dudar de si lo que estamos observando no es un
sueño o una alucinación, o si detrás del último órgano que estamos destruyendo no se esconde el
microchip original. La fuerza de los cuentos…
Hesíodo cuenta en la Teogonía que en el principio era Caos y de Caos fueron naciendo varios
dioses, los principales Gea y Eros, la tierra y el amor. De Gea se engendró Urano, el cielo, y entre
Gea y Urano y gracias a Eros, se fue poblando el mundo con cientos de dioses que corresponden a la mayoría de las entidades existentes. Hay una lógica en el planteo, hay logos aunque esté escondido en un relato mítico. Los límites entre el mito y el logos son difusos. La coherencia lógica y la causalidad en el ordenamiento de los dioses explican con una gran cuota de racionalidad el origen de todas lascosas. Por eso hablar del origen de la filosofía es como hablar de cualquier origen: es hablar de aquello que desde el presente, desde cada presente, se configura como encadenamiento de sentido.
Podría nacer la filosofía con Hesíodo, pero Aristóteles puso el acento en Tales y el tipo de filosofía
que luego se fue instalando con su propia naturaleza filosófica fue haciendo de Tales el iniciador de
esta forma de pensar. En realidad, si tomásemos muchas de las más importantes filosofías de los
últimos siglos, casi ninguna engancharía con lo que hace de Tales el primer filósofo. ¿Pero hay algo

en común entre todos aquellos que sostienen estar haciendo filosofía?

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