Empédocles (ca. 483) por herder
Filósofo, místico, taumaturgo y
médico griego presocrático. Nació en Agrigento, ciudad en la que
fue un destacado dirigente de la facción democrática. Después de
marchar de su ciudad natal por motivos políticos, Empédocles se
estableció en el Peloponeso y recorrió todas las ciudades del Asia
Menor como orador y mago, acrecentando su fama de taumaturgo. Según
la leyenda, para demostrar su carácter divino e inmortal, se arrojó
al cráter del Etna, aunque,
según otros, desapareció durante la
celebración de un sacrificio. El aspecto extraordinario de este
autor inspiró a Hölderlin una exaltada obra: Empédocles, o de la
locura.
Escribió en verso (como Parménides) y
se conservan fragmentos de dos obras suyas, que aparentemente parecen
contradictorias, ya que en una de ellas (Acerca de la naturaleza)
expone una filosofía de corte naturalista, mientras que en la
otra(Poema lústrico, o Purificaciones) la orientación es más bien
de tipo místico y semejante al orfismo. En base a esto, algunos
autores han sostenido que la filosofía de Empédocles debe
interpretarse plenamente como una guía de iniciación a los
misterios órficos pero, actualmente, tiende nuevamente a sostenerse
que debe entenderse su pensamiento como un intento de superar los
problemas suscitados por la metafísica de Parménides. De hecho, en
Acerca de la naturaleza, intenta reconciliar las doctrinas
enfrentadas de los eleatas y las de Heráclito. Empédocles aceptó
de los eleatas la tesis de la inmutabilidad del ser y la inexistencia
del no-ser. De esta manera, nada puede dejar de ser, puesto que el
no-ser no es. No obstante, aceptó de Heráclito la tesis del
devenir, del perpetuo fluir y del cambio continuo. Para reconciliar
estas dos posiciones, afirmó que todas las cosas del universo están
constituidas por cuatro tipos de principios: tierra, agua, aire y
fuego, que él denominó raíces de todo e identificó con Zeus,
Hera, Edoneo y Nestis. El nacimiento de las cosas no es más que la
unión y combinación de estos elementos, mientras que la muerte es
su separación. Pero, en todo proceso, las cuatro raíces permanecen
inalterables. Así, podía coincidir con Parménides y negar que
existiese un auténtico nacimiento (advenimiento al ser) y negar
también la muerte (entendida como dejar de ser): sólo existen
uniones y separaciones de las raíces eternas. El monismo parmenídeo
da lugar, pues, a un pluralismo.
A diferencia del (arkhé) de los
milesios -que pensaban que dicho arkhé se convertía en todas las
cosas y experimentaba cambios cualitativos-, Empédocles afirmaba que
estas raíces permanecían siempre cualitativamente iguales e
inmutables, como corresponde a lo que es, según los eleatas. Esta
tesis es la que está en la base de la noción de elemento, entendido
como algo cualitativamente inmutable e intransformable, que
posteriormente desarrolló Aristóteles .Empédocles también preparó
el camino a la posterior concepción aristotélica de una causa
eficiente, al señalar que aquello que determina que estos principios
se unan y se separen son dos fuerzas a las que denomina Amor
(Afrodita o philía) y Odio (Neikos), respectivamente. Así,
además de entender los principios del (cosmos) desde una perspectiva
material que se pregunta por sus constituyentes(causa material, le
llama Aristóteles), introduce la necesidad de unas fuerzas o causas
(causa eficiente en la terminología aristotélica) que actúen sobre
las raíces. El Amor y el Odio actúan mecánicamente: el primero
tiende a unir lo que es diferente, mientras que el segundo tiende a
separarlo. Si predominase plenamente el Amor, la realidad toda sería
como una esfera perfecta (tal como Parménides y Meliso concebían el
ser); si, en cambio, predominase completamente el Odio, el cosmos
dejaría de ser tal para devenir puro caos. Pero todo está sometido
a un proceso, de manera que la evolución del mundo sigue unos ciclos
que se repiten eternamente: al principio, por la acción del Amor,
todo está unido y compacto formando aquella esfera, sin embargo,
poco a poco, va penetrando el Odio y las partículas se van
separando, formando las cosas, hasta que todo queda disgregado,
momento en que empieza a actuar de nuevo al Amor. El proceso
intermedio es el que origina el cosmos que conocemos, en el que se
muestra la variedad y la multiplicidad de los distintos seres, que
son manifestación de la acción parcial de aquellas dos fuerzas.
Además,
Empédocles elaboró una teoría del
conocimiento, regida por la máxima de que se conoce lo semejante por
lo semejante, y en la que afirma que las cosas exhalan flujos o
efluvios por sus poros, que son los que permiten su conocimiento por
contacto con los sentidos, que penetran hasta el corazón, al que
considera la sede del pensamiento.
Esta explicación mecanicista del
mundo (puesto que no persigue ningún fin ni está orientada por nada
exterior a la physis misma) contrasta con lo expresado en su otra
obra, Las purificaciones, donde afirma, siguiendo la tradición
órfico-pitagórica, la existencia del alma que sigue un ciclo de
reencarnaciones. Dicha alma es un daimon de origen divino que fue
expulsada de la morada de los dioses por un pecado original, pero
que, si logra la purificación, podrá volver a su origen divino.
Sin embargo, el contraste entre estas
dos obras es más aparente que real, pues en su concepción cíclica,
dominada por la alternancia del Amor y del Odio, se va gestando un
proceso evolutivo en el que los distintos seres pasan por diversas
etapas, lo que encaja con la defensa de la metempsícosis.
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