martes, 3 de mayo de 2022

5.1 FILOSOFÍA TAOÍSTA

 Taoísmo clásico o filosófico (VIII-III a.C.)



COSMOLOGIA


 "El Dao engendra el Uno,

el Uno engendra el Dos,

el Dos engendra el Tres,

el Tres engendran los Diez Mil Seres.

Los Diez Mil Seres contienen en su seno

el Yin y el Yang,

los dos soplos vitales se compensan

en un soplo vital armónico."


Corresponde al Periodo de Primavera y Otoño (770-476 a.C.) y al Periodo de los Estados en Guerra (475-221 a.C.). El Dao-De-Jing (o Libro de la Suprema Virtud) constituye el primer texto del taoísmo y es atribuido a Laozi, aunque en su elaboración intervino más de una persona. 


El mundo natural aparece regido por tres fuerzas: yang o energía positiva (polo masculino, y que incluye el día, la belleza, la salud, la vida…), yin o energía negativa (polo femenino, y que incluye la noche, la fealdad, la enfermedad, la muerte…) y tao (= dao) o Principio Superior que concilia y contiene los principios inferiores yin y yang. Éstos son las dos caras de una misma moneda: se complementan y están siempre ahí, aunque en el mundo fenoménico unas veces se manifieste uno y otras otro. 


El símbolo taoísta, es un círculo formado por dos partes exactamente iguales, una negra y otra blanca que se acoplan entre sí; a ese círculo lo envuelve otro círculo exterior, que representa el tao. La parte negra contiene un punto blanco, y la parte blanca contiene un punto negro, lo que representa que ningún elemento del mundo es totalmente positivo ni negativo. El sabio es un individuo que ha comprendido el funcionamiento natural de las cosas (el tao) y vive en armonía con él. El tao es la fuente de vida, es invisible a la percepción, jamás puede agotarse y todas las cosas dependen de él para existir. El tao es una fuerza impersonal y anónima que rige el funcionamiento del universo, pero no es una divinidad o espíritu que pueda causar perjuicios o beneficios a los humanos.


 Aquí el concepto de wu wei o “no acción” no significa no hacer nada o no interferir (como en Zhuangzi), sino renunciar al uso de la fuerza (un país se gobierna con la tranquilidad, las armas se usan con parquedad, el mundo se conquista con la no-acción… cuantas más leyes y decretos se promulguen, más bandidos y ladrones habrá). El apego a los bienes materiales, los deseos y las emociones deben ser controlados (el que domina a los demás es fuerte, el que se domina a sí mismo poderoso); la mente o razón es asimismo dañina, pues al ser insaciable provoca angustia y desazón (es como querer acallar el eco gritando más que él o querer vencer a la propia sombra corriendo más que ella). La armonía del tao supone una experiencia personal profunda: ninguna explicación y argumentación puede hacer que los demás la comprendan a no ser que ellos mismos previamente la hayan tenido.


Zhuangzi, en su obra Zhuang-zi, y Lie-zi, en el Libro de la perfecta vacuidad, condenan abiertamente las normas sociales y culturales, todas ellas auténticas barreras para la libertad de expresión individual. El orden establecido es corrupto y, por ello, lo mejor es vivir al margen de la sociedad, cuidando el cuerpo y dedicándose a la contemplación y a la meditación. El Zhuang-zi ha influido profundamente en la sensibilidad artística china; aunque es un libro filosófico y no tiene directamente nada que ver con el arte y la literatura, ha inspirado a poetas como Li Bai (Li Bo), artistas y letrados con sus ideas sobre el “autoolvido”, la contemplación serena de la naturaleza y la unión intuitiva con el Tao. Solamente cuando se funde con esta “unidad universal”, el hombre puede alcanzar una paz interior imperturbable. Y para ello es imprescindible relativizar los afectos y los sentimientos, situándolos dentro de la totalidad de la naturaleza; así vencerá al dolor, al miedo, será invulnerable y cabalgará sobre las nubes.

Hay que intentar ser como el gran Todo: silencio, quietud y perfecta indiferencia. Los que actúan en busca de la fortuna y de la gloria, quieren salvar el mundo y se entregan al servicio del estado no son más que tontos ingenuos que desperdician su energía vital. Asimismo, hay que descartar todo pensamiento discursivo, porque el lenguaje, institución social, es uno de los mayores obstáculos en la comunicación con el Uno o el Todo. Todas las distinciones son arbitrarias. Vida y muerte son sólo dos fases alternas de la misma realidad. Toda enseñanza transmitida por medio de la palabra es vanidosa e ilusoria, los escritos de los antiguos son sólo sus heces: es de forma directa, por medio de su influencia insensible y sin pronunciar palabra como el sabio instruye a sus discípulos. La única realidad verdadera es el poder de transformación indefinido, el principio inmanente de la espontaneidad cósmica que es el Tao (Dao); el resto de las “verdades” son fugitivas, relativas y perecederas.


Este taoísmo filosófico ha imbuido profundamente las manifestaciones culturales típica mente chinas: es el latir de fondo de su poesía y de su pintura. Poetas como Li Bai (Li Bo), Du Fu, Wang Wei, Su Dong-Po (Su Shi), Han Yu… todos ellos representantes del mayor momento de esplendor de la poesía china y que, a su vez, ejercerán una decisiva influencia en las generaciones posteriores, manejan constantemente conceptos y estados de ánimo propios de los taoístas. 


Wang Wei, poeta y pintor paisajista, tiene poemas que pueden ser considerados auténticas pinturas en palabras: 


"Desde hace poco conozco una profunda quietud./ Mi espíritu no se inquieta por nada del mundo./ La brisa que viene del bosque de pinos/ hace volar mi bufanda./ La luna de la montaña brilla sobre el arpa./ ¿Me preguntáis la razón del éxito o del fracaso?/ La canción del pescador se hunde en el río."


Material extraído de:


El Taoismo y las Enseñanzas de Lao Zi _ www.elhistoriador.es.html



escena de la película "El tigre y el dragón" 


EL CONCEPTO DE INMORTALIDAD


Es quizás el elemento fundamental en toda la raza humana, la búsqueda constante de la posibilidad de no morir, permaneciendo en este mundo u en otro por siempre.

El concepto de la Inmortalidad es el punto que más enfrentamiento tiene dentro del Taoísmo, algunos quizás lo hacen porque no tienen el conocimiento completo de la teoría, o bien porque no comprenden su esencia, e incluso porque ha quedado oprimido por la sociedad y conceptos actuales que aparentemente se encuentran enfrentados a la tradición, pero, ¿cuál es el concepto verdadero de la Inmortalidad en el Taoísmo?

Para el Taoísmo la vida y la muerte no existen, son solo transiciones de las manifestaciones del Tào que están en un Eterno y Constante cambio. Por ende, la inmortalidad no es el problema. El problema esencial está, en como liberarnos obteniendo la emancipación personal a través de la Realización.

Todo lo que nace muere, todo lo que viene se va, solo el Tào es aquello que permanece en un Centro cambiando sin cambiar, permanente y constante sin perder su Esencia Original y ese es el verdadero concepto de Inmortalidad.

Una persona que decide ser Taoísta comienza a estudiar profundamente para comprender la esencia regente del universo, sus leyes, sus deidades, elprincipio. Aquí es cuando el erudito se convierte en un practicante furtivo, dedicado a llegar al Centro de sí mismo, donde se encuentra el Tào, para alcanzar una comunión directa con él y alterar su estado personal teniendo el control de su propio ser. Cuando esto sucede por medio de la Meditación Taoísta, el erudito realiza un trabajo profundo conocido como Alquimia Interna, donde comienza a condensar, coagular y transformar sus Tres Tesoros, componentes encargados de crear, nutrir y mantener todo cuanto existe, y que solo se detectan y se sienten por medio de la introspección correcta en la Meditación Real y Constante.

Cuando se llega a una correcta armonía entre el ser y el Tào, uno alcanza la Unidad, y su cuerpo inicia a transformarse desde adentro, restaurando los Tres Tesoros, y por ende la salud y la agilidad corporal, en este momento la persona posee un contacto con la realidad, el temor a la muerte y el amor por la vida deja de existir, no haya diferencias entre ambas y su sabiduría se funde con el Gran Vacío. En este nivel se dice que ha alcanzado la Inmortalidad Terrestre (o Inmortalidad Inferior). Se convierte en un ser muy Sabio y Reservado, que siente que su Camino a sido Realizado, pudiendo entregar su conciencia al Tào fundiéndose con el Universo. Esta persona logrará vivir de 120 a 150 años.

Si la persona continúa su cultivo, comenzará a coagular los Tres Tesorosporque recibe de la Fuente Misteriosa su nutrición aumentando su cuota de Energía, por medio de la Alquimia logrará fusionar los Tres Tesoros, y creará un cuerpo espiritual conocido como el Embrión del Tào, el Feto del Tào, el Hijo del Hombre o el Espíritu Coagulado Yáng Shēng (陽生). Este cuerpo irá madurando según la práctica y el cuerpo, dependiendo del practicante comenzará a restaurarse, obteniendo la elasticidad y agilidad de los 20 a los 40 años. Si el practicante se enfoca más en el Embrión del Tào, esté madurará creando un cuerpo de luz, de Espíritu Yang, en el que podrá meter su conciencia a la hora de la muerte ascendiendo al Mundo del Misterio desde el momento que él lo decida, dejando su cuerpo como una ropa vieja, y continuando su cultivo en otras dimensiones compatible con la vibración de su Cuerpo Espiritual Condensado, donde creará otra familia, otro hogar, encontrará nuevos maestros, etc., solo que no podrá regresar a la Tierra por mucho tiempo, o quizás nunca más. Esta es la llamada Inmortalidad Espiritual (o Inmortalidad Media). Aquí la persona puede durar de 150 a 1000 años.

Pero dentro de Taoísmo aún queda un nivel más donde la persona continúa su Cultivo Interno, su Embrión Espiritual se convierte en un Cuerpo Espiritual, creciendo cada vez más, configurándose al cuerpo corporal, hasta que sale por los poros, consume cada célula, renueva cada elemento del cuerpo físico, fusionándose Espíritu y Cuerpo, bajo el comando de la Conciencia Personal. El Hombre se convierte en un Ser Sagrado, donde tiempo y espacio quedan trascendido, queda ilimitado, queda Libre de cualquier atadura. Puede desintegrar su cuerpo en todo el Universo y volverlo a coagular en cualquier momento, puede vivir permanentemente en cualquier lugar y con diferentes formas, ocultándose del mundo y de los ojos de los demás. Puede manifestarse como cualquier personaje y fingir una muerte, reapareciendo en otro lugar, en otra época en otra dimensión. Mientras que necesite de un cuerpo, este morirá como cualquier otro, solo que podrá desintegrarlo sutil e invisiblemente, como sucede normalmente con nuestras células que cada una de ellas son totalmente renovadas cada 6 u 9 meses. Esta es la Inmortalidad Celestial, Inmortalidad Dorada e Inmortalidad Divina (ó Inmortalidad Superior), donde a alcanzado la Genuina Libertad por medio de su propia Realización. Aquí la persona ya es Uno con el Gran Tào, indefinido y Eterno, constante y permanente manteniéndose en el Perfecto Equilibrio.

Esta es una reseña de lo que es el verdadero concepto de la Inmortalidad Taoísta, donde posee Tres Niveles que dependen de la capacidad y profundidad que el Erudito se dedique al Cultivo y Restauración del Tào. Todo depende de con qué profundidad uno se dedique a trabajar consigo mismo, donde la única herramienta es su Mente y la única materia prima es su Cuerpo. El Taoísmo no espera que nadie nos de la Inmortalidad, porque nadie puede dar algo que es conquistable, y que solo se conquista desde el interior del propio ser.

La Inmortalidad es el concepto por donde circuló, circula y circulará elTaoísmo, por ello ha encontrado tanto avance en la Mística, la Ciencias, la Medicina, la Filosofía, la Liturgia, la Política, la Guerra, el Humanitarismo, la Astrología, la Numerología, entre muchos más. La Inmortalidad no depende de ningún Dios, depende solo de la capacidad verdadera de cada persona, sin importar sexo, raza o edad, para restablecer su relación con el Gran Misterio del Universo: el Tào.


material extraído de: https://taoismoencuba.wordpress.com/cultivo-taoista/la-inmortalidad/


C


“Del vacío del sabio surge la quietud. De la quietud, la acción. De la acción, el logro”.


-Chuang Tzu-cONCEPTO DE WU -WEI NO ACCIÓN

El Wu wei propone una vida sencilla porque es la que más se traduce en paz y armonía. Esa sencillez implica no apegarnos demasiado a las ambiciones y deseos, ya que son las principales fuentes de intranquilidad y sufrimiento, más que de realización. De esta forma, evitamos el dolor si un día carecemos de aquello a lo que nos hemos apegado en exceso. Por ello, la importancia no es lo material el sí, sino nuestra relación con el objeto.

El Wu Wei y los excesos

El Wu wei también nos llama la atención sobre el hecho de que la principal fuente de problemas son los excesos. Contrario a lo que muchos piensan, no son las carencias, sino los excesos los que nos llevan a sentir mayor malestar. De ahí que los elementos prácticos que nos propone el Wu wei se concentren en cuatro puntos principalmente:

Aceptar el hecho de que los problemas son una creación de nosotros mismos. Los problemas no surgen de la nada, son creados por nuestras acciones y por nuestra mente.

No hacer esfuerzos mentales por resolver los problemas. No representarlos en la mente, ni crear soluciones para ellos. La idea es dejar que se diluyan solos y no alimentarlos

Aprender a apreciar el flujo natural de las cosas. Esto es, adoptar una actitud de observación frente a los acontecimientos, sin pensar que debemos intervenir en ellos.

Dejar que la mente fluya. No intentar dar una dirección o un enfoque específico. Simplemente permitir que siga su propio curso, especialmente cuando estamos en calma.

Esperar y mirar

Uno de los ejes del Wu wei es el de aprender a esperar y mirar. Se parte de la idea de que la energía se debe conservar para aquellos momentos en los que sea inapelable la acción. Quien observa y aguarda el momento propicio sabrá actuar con gran sabiduría. También con enorme vitalidad, ya que no ha desperdiciado esta en acciones intrascendentes.

Se parte también de la idea de que quien sabe mirar y esperar resolverá cualquier situación con gran facilidad. Apenas le implicará esfuerzo. Esto no significa negligencia o pasividad, sino más bien sincronización con el flujo natural de la realidad. Hay que recalcar que nada permanece inmutable, sino todo lo contrario. Lo que existe está cambiando constantemente, con o sin acciones individuales.

De lo que se trata entonces es de no resistirnos a ese transcurrir de la realidad. Buena parte de nuestras acciones están destinadas a hacernos resistir. Esto genera una fuerza negativa que llega a ser contraproducente. En lugar de ayudar a que nos autopreservemos, nos incita a dañarnos a nosotros mismos en esa lucha. Lo que se busca es permitir que todo ocurra de forma natural, sin oponernos a ello.


Material extraído de un articulo de  Edith Sánchez Graduada en periodismo de la Fundación de Educación Superior INPAHU de Bogotá. Estudios de Licenciatura en Ciencias Sociales, en la Universidad Distrital “Francisco José de Caldas” de Bogotá. Autora de los libros “Un duro – Aproximaciones a la vida” y “Un río de mil brazos”. Co-autora de los libros “Humor cautivo”, “Inventario de asombros”, “Impresos comunitarios” y “Seis historias para ser contadas”, entre otros.

Ganadora de la beca en periodismo cultural, Ministerio de Cultura de Colombia (1999). Ganadora de los premios de periodismo Semana-Petrobras (2011) y Entrégate a Colombia-Servientrega (2012). Ganadora de las Pasantías Nacionales en Literatura del Ministerio de Cultura (2009 y 2018). Ganadora en el concurso de crónica “Ciudad de Bogotá” (2014). Mención de honor en el Concurso Nacional de Crónica y Testimonio, Universidad Central (2017) y en el Premio Nacional de libros de crónica (2010). Ganadora de la convocatoria “Leer es mi cuento”(2011), entre otros.

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