jueves, 22 de agosto de 2013

ESCEPTICISMO ANTIGUO (5TO CIENTÍFICO ATLÁNTIDA)

Por Alexis Gil – Ximena Gutierrez- Cindie Martínez – Lucía de los Santos - 2°DC2

Escepticismo

El escepticismo antiguo es una práctica de liberación personal, cuya finalidad es lograr alcanzar la felicidad. Para este propósito se utilizan una serie de técnicas escépticas como son la suspensión del juicio (epoje) y la ataraxía. Una vez alcanzado se produce una transformación en la forma de ver del mundo y en su relación con él, que podría definirse como indiferencia.
El prototipo de sabio escéptico es su fundador Pirrón de Elide, cuya renuncia a las cosas, su indiferencia y su forma de vivir causaron tal admiración entre sus conciudadanos que según cuenta Diógenes,"por su respeto se dio decreto de inmunidad a los filósofos".
"Nada es más", este es el lema del movimiento escéptico: ninguna cosa es más, ni más cierta, ni más falsa, ni mejor, ni peor. Después tratar de hacer todo lo posible por conseguir un criterio para saber la verdad, el resultado es que ningún argumento resulta claramente definitivo para desvelar las apariencias, por tanto lo más acertado es suspender el juicio, a partir de esta decisión uno consigue liberarse de la inquietud. Esto da paso a una nueva forma de ver el mundo, de relacionarse con la realidad y romper así las ataduras dogmáticas.

Conceptos fundamentales del Escepticismo.
Ataraxía.
Expresa serenidad, tranquilidad de ánimo, imperturbabilidad o ausencia de inquietud. Es un estado al que se llega mediante la práctica o ascesis, y que el sabio logra mantener.
Suspensión del juicio
Suspensión del juicio (epojé o epoché): tanto frente la problema del conocimiento como al de la acción moral, los escépticos recomendaron la suspensión del juicio, como paso necesario para conseguir el estado mental adecuado para lograr la ataraxia, suspender la adhesión a cualquier discurso filosófico, incluso al propio discurso escéptico, a nuestro propio discurso.
Los 10 tropos
A partir de los tropos se desarrolla el criterio de verdad, para distinguir entre la realidad natural y la apariencia fenoménica, sin embargo este criterio que no puede estar ni en los sentidos, ni en el intelecto, conduce a la suspensión del juicio.
Sexto los enumera de la siguiente manera en sus “Esbozos pirrónicos”:
el primero, según la diversidad de los animales,
el segundo, según la diferencia entre los hombres,
el tercero, según las diferentes constituciones de los sentidos,
el cuarto, según las circunstancias,
el quinto, según las posiciones, distancias y lugares,
el sexto , según las interferencias,
el séptimo, según las cantidades y composiciones de los objetos,
el octavo, el de a partir de con relación a algo,
el noveno, según los sucesos frecuentes o los raros,
y el décimo, según las formas de pensar, costumbres, leyes, creencias míticas y opiniones dogmáticas.

Pirrón:
Pirrón (-365/-360 a -275/-270 aprox.) nació en Elide, en el Peloponeso, es considerado el fundador del movimiento escéptico y es uno de esos personajes de los que se puede decir que su forma de vivir es inseparable de su forma de pensar, siendo la indiferencia su cualidad más característica. Pirrón no escribió nada y prefirió vivir en la pobreza, según Diógenes Laercio también fue pintor y cuenta que seguía hablando a los que venían a sus charlas, aunque ya se hubieran ido todos, dando a entender con esto su completa indiferencia y su impasibilidad. Sus enseñanzas fueron siempre orales, conforme a la costumbre de algunos filósofos de esta época, afortunadamente para nosotros, su discípulo Timón de Fliunte, recogió por escrito sus principales teorías.
Según su discípulo Timón, Pirrón declaraba que las cosas eran igualmente indiscernibles, inconmensurables e indeterminables, por esta razón no debemos fiarnos de los sentidos ni hacer juicios. Con esta actitud se consigue no hacer afirmaciones que pueden dar lugar a la preocupación y es, por tanto, una forma de librarse de la inquietud.
La principal inquietud que motiva el pensamiento de Pirrón es de carácter moral y se centra en la manera de conseguir la felicidad, por ello intenta establecer los criterios que deben dirigir el pensamiento para conseguirlo.
Pero la realidad está en contra de lo que percibimos por los sentidos y por tanto existe una imposibilidad de conocer la verdadera naturaleza de las cosas, ya que nuestros conocimientos proceden de la sensación, que no aporta un conocimiento verdadero, ya que al ser cambiante, tan sólo nos proporciona meras apariencias. De esto hay que concluir que la creencia de que podemos conocer las cosas tal como son realmente no tiene fundamento, ni se puede creer que ninguna opinión sea realmente verdadera.


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