lunes, 4 de noviembre de 2024

CIENCIA Y TECNOLOGÍA: ¿LIBERACIÓN U OPRESIÓN? Dorothy Griffiths

 CIENCIA Y TECNOLOGÍA: ¿LIBERACIÓN U OPRESIÓN?

Responsabilidad social


Hay algo que acaso por obvio, no suele ser indicado, esto es, que la ciencia y la tecnología

no existen independientemente de la sociedad en que se han engendrado. Con el mismo

énfasis con que debe expresarse que la ciencia y la tecnología no son intrínsecamente

buenas, debe decirse que es ingenuo creer que ambas poseen cualidades intrínsecamente

malas. Lo que sí importa, en todo caso, es la consideración de las relaciones entre la

ciencia y la sociedad en la que se halla inserta. Sólo de este modo, nos parece, podrán

comprenderse sus “funciones sociales”.

Hay quienes consideran que una cosa es la ciencia y otra –muy distinta- la aplicación que

se le da. Así las teorías únicamente pueden ser “correctas” o “incorrectas”, jamás “buenas”

o “malas”... Desde esta perspectiva, no es responsabilidad del científico si otros deciden

emplear sus trabajos para fines indeseables, inclusive destructivos... Ernesto Chain, Premio

Novel, afirma por ejemplo, que “la ciencia, en tanto se limita al estudio de las leyes de la

Naturaleza, no tiene carácter ético o moral”. Sin embargo, la bomba atómica y las

explosiones de Hiroshima y Nagasaki contribuyeron a cambiar más que ninguna otra cosa

esa concepción “neutralista” de la ciencia. La horrenda devastación de Hiroshima y

Nagasaki fue causa de que muchas personas pusieran en tela de juicio esa neutralidad y

hasta el dogma de que la ciencia siempre sería beneficiosa para la humanidad. Fue ésta la

razón de más peso para que se formara en Gran Bretaña y en Estados Unidos un

movimiento a favor de la “responsabilidad social de la ciencia”.

No obstante, podemos inferir la idea de que, en verdad, todo había sido consecuencia de

que la ignorancia perduraba. Todo lo que había ocurrido se reiteraba, había sido el resultado

de una mala aplicación de la ciencia. La función del científico, socialmente responsable, era

alertar sobre los peligros del “mal uso de la ciencia”. Debe admitirse que significaba un paso

adelante respecto de la anterior indiferencia poco menos que absoluta. Pero, ¿era ésta una

auténtica solución? Lamentablemente no. Estos científicos, inspirados en una visión

optimista de la sociedad y de sus gobernantes, creyeron –y creen- que tales avisos

impedirían nuevos desastres. Pero...¿es realmente ignorancia y accidente lo que ha

conducido a los horrores del mundo moderno? ¿Puede hablarse de accidente e ignorancia

con seriedad?

El error, desde nuestro punto de vista, radica en que esos científicos –que actúan de buena

fe- no aprecian que la actividad científica y tecnológica, en una sociedad industrializada, es

una expresión de las relaciones políticas, económicas y sociales de esa sociedad. No

importa si se trata de una sociedad capitalista “tradicional” o de una sociedad capitalista

“estatal”.

Ciencia y poder

La ciencia y la tecnología dependen de los recursos, entre otras cosas, que se les destina.

Hoy son actividades caras. Por consiguiente, los grupos que pueden financiarlas son

aquellos que ejercen un cierto dominio dentro de la comunidad. Obviamente, dirigen esas

actividades científicas de tal modo de alcanzar los objetivos que los favorezcan. Se deriva,

pues, que tanto la ciencia como la tecnología se han ido convirtiendo en un instrumento de

las clases gobernantes y son utilizadas para oprimir a gran parte de la humanidad (en

especial al Tercer Mundo), en vez de colaborar con su liberación. ¿Pobre Bacon!

Los abusos de la ciencia y la tecnología no son ni han sido accidentales o fruto de la

ignorancia. Nada de eso. Son – y han sido- una consecuencia directa del carácter de esa

ciencia conducida por un sector social. Como ejemplo, reparemos en que las verdaderas

necesidades sociales (que no son las generadas por los diversos factores de poder)

quedan, a menudo, insatisfechas porque ofrecen pocas oportunidades de lucro. En Gran

Bretaña no existe un sistema de alarmas que comunique a las personas ancianas con los

servicios de seguridad social. ¿Por qué? Aunque sería fácil de implementar, no se hace

porque los ancianos y los minusválidos no están dentro del circuito del consumo. Son

pobres en general y no podrían pagar esos dispositivos. Si, en cambio, se hacen

investigaciones con el fin de resolver el problema de la hipertensión, enfermedad que

aqueja, prioritariamente, a ejecutivos de empresas, casi siempre “stressados”.

Este tipo de “relaciones” entre la ciencia y el poder, puede trasladarse al plano de las

relaciones internacionales. Las corporaciones industriales no establecen operaciones en

países extranjeros por interés humanitario. En las naciones “huéspedes” son sus intereses

los que predominan. En este sentido, la tecnología es un producto que las clases

capitalistas de los países ricos venden a las naciones pobres. Éstas, muchas veces,

“compran” una tecnología que no les es útil, debido a que las condiciones en que se

encuentran esos países son muy diferentes a las de los países desarrollados.


* Extracto de un artículo de Dorothy Griffiths, miembro de la Sociedad Británica para

la Responsabilidad Social de la Ciencia.


Actividad:

-¿Por qué se formula la disyuntiva “¿Liberación u opresión?”, en lo que a la ciencia y

la tecnología se refiere. ¿Concuerdas con dicha perspectiva? ¿Por qué?

-Elabora una serie de pautas referidas a la responsabilidad social del ser humano de

ciencia.

-¿De qué modo crees que puede resolverse el conflicto que implica el vertiginoso

avance de la ciencia y la tecnología?

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