“La parte mejor del hombre es la razón o como quiera que llamemos a aquella parte de nosotros que por naturaleza parece ser la más excelente y principal, y poseer la intelección de las cosas bellas y divinas; pues la razón es o algo divino o, ciertamente, lo más divino que hay en nosotros. Por tanto, su actividad -según la capacidad que le es propia, será la felicidad completa.
…Más aún, parece que solamente esta actividad se busca por si misma pues no tiene ningún resultado fuera del conocimiento mismo, mientras que con otras actividades buscamos más o menos algo aparte de la actividad en sí.
…Pero tal vida sería superior a la condición humana: en efecto, no vivirá así en cuanto hombre, sino en cuanto reside en él algo divino; y cuanto difiere esto del compuesto, otro tanto excede esta actividad de las que se realizan conforme a las demás capacidades. Ahora bien, si la razón es algo divino en relación con el hombre, también la vida conforme a ella es divina en relación con la humana. No hay que tener, como algunos aconsejan, sentimientos humanos puesto que somos hombres, ni sentimientos mortales puesto que mortales somos, sino inmortalizarse en cuanto sea posible e intentarlo todo para vivir de acuerdo con lo más excelente que hay en nosotros mismos. Y parecerá que cada uno de nosotros consiste precisamente en esto, que lo principal es también lo mejor. Sería, por tanto, absurdo no escoger la vida propia sino la de algún otro ser. Y esto está de acuerdo con lo más excelente que hay en nosotros mismos.
Aristóteles, Ética a Nicómaco
Como podemos llegar a conocer y comprender en su mayor medida, el objetivo principal del presente texto, escrito, desarrollado, como también vemos, por el filósofo Aristóteles en su Ética a Nicómaco, es determinar en qué puede consistir la tan ansiada (y buscada) felicidad humana.
Indica, por ejemplo, que la felicidad ha de consistir en algún tipo de actividad, razón por la cual nuestro autor excluye la identificación de la felicidad con el placer, pues el placer no es una actividad sino una sensación o estado que acompaña a ciertas actividades consideradas como placenteras.
Puesto que en el hombre existen diferentes cualidades, y capacidades tanto psicológicas como físicas, ha de tratarse de la capacidad o facultad más perfecta y desarrollada, siendo una actividad conforme a ésta misma capacidad, de las que son propias del hombre.
No en vano, ha de tratarse de una actividad que se busque y consiga por sí misma, y no como fin para conseguir con ella otra cosa, quedando así excluidos los sabes de tipo práctico, dado que, tales saberes, no se buscan por sí mismos sino en función de la acción misma.
Y es que, según el texto, estas características son únicamente exclusivas del conocimiento teorético y de la contemplación, que es, como ya hemos visto en alguna que otra ocasión, la actividad de la razón.
Felicidad O eudaimonía. Es el Bien Supremo del hombre.
Puesto que la felicidad (o placer) es aquello que acompaña a la realización del fin propio de cada ser vivo, la felicidad que le corresponde al hombre es la que le sobreviene cuando realiza la actividad que le es más propia y cuando la realiza de un modo perfecto; es más propio del hombre el alma que el cuerpo por lo que la felicidad humana tendrá que ver más con la actividad del alma que con la del cuerpo; y de las actividades del alma con aquella que corresponde a la parte más típicamente humana, el alma intelectiva o racional. Como en el alma intelectiva encontramos el entendimiento o intelecto y la voluntad, y llamamos virtud a la perfección de una disposición natural, la felicidad más humana es la que corresponde a la vida teorética o de conocimiento(por ello el hombre más feliz es el filósofo, y lo es cuando su razón se dirige al conocimiento de la realidad más perfecta, Dios), y a la vida virtuosa. Finalmente, y desde un punto de vista más realista, Aristóteles también acepta que para ser feliz es necesaria una cantidad moderada de bienes exteriores y afectos humanos.
En resumen, Aristóteles hace consistir la felicidad en la adquisición de la excelencia (virtud) del carácter y de las facultades intelectivas.
En resumen, Aristóteles hace consistir la felicidad en la adquisición de la excelencia (virtud) del carácter y de las facultades intelectivas.
Virtud Moral
Las virtudes morales son las perfecciones del alma y más exactamente de la voluntad y del carácter.
Aristóteles define la virtud moral como una "disposición voluntaria adquirida (hábito) dirigida por la razón y que consiste en el término medio entre dos vicios". En esta definición encontramos las tesis éticas fundamentales de este autor:
- La cuestión que preocupaba a Platón en Menón relativa a si la virtud es un don divino, se encuentra en los hombres por naturaleza o es posible su aprendizaje, la resuelve Aristóteles indicando que la virtud se puede aprender, no depende de la naturaleza y no es una disposición innata sino del ejercicio de la libertad.
- La virtud es un hábito, es decir una disposición que se crea en nosotros para la realización de una tarea o actividad y es consecuencia del ejercicio o repetición: nos hacemos justos practicando la justicia, generosos practicando la generosidad, valientes practicando la valentía.
- La virtud moral se realiza en un sujeto a partir de lo que su razón le enseña como bueno; para la vida buena es necesaria la perfección de la razón (como ya habían señalado Sócrates y Platón) de ahí que la virtud intelectual que llamamos prudencia sea fundamental también en el mundo moral; sin embargo, Aristóteles no defiende un intelectualismo moral radical pues no cree (como parece que era el caso de Sócrates) que para la vida buena sea necesario y suficiente que la razón nos sepa mostrar la conducta justa. En este punto Aristóteles se acerca al sentido común al indicar que si la voluntad de una persona no es buena, si no ha sido disciplinada y entrenada para la realización de lo correcto, aunque la razón le enseñe lo que es preciso hacer, es improbable que dicha persona lo haga.
- La virtud consiste en saber dar con el término medio entre dos extremos, extremos que por ser tales son vicios; Aristóteles distingue entre el "término medio de la cosa" y el "término medio para nosotros"; el término medio es siempre de algo que posee magnitud, y es término medio en relación a la cosa cuando se la examina desde un punto de vista puramente matemático (así, el 6 es el término medio entre 10 y 2), dista lo mismo de cualquiera de los extremos, y es una sola e idéntica en todas las cosas; pero para establecer lo que es mucho o poco en asuntos relativos al bien de las personas es preciso atender a las circunstancias, al sujeto que realiza la acción, sus necesidades y posibilidades, y para ello introduce Aristóteles la idea del término medio respecto a nosotros: en la moralidad el término medio se predica de las pasiones, los sentimientos y las acciones pues, dice este filósofo, en el temor, el atrevimiento, la apetencia, la ira, la compasión, y en general en el placer y el dolor caben el más y el menos, y ninguno de los dos está bien. El término medio es lo que no sobra ni falta, y no es único ni igual para todos. Parece claro, por ejemplo, que respecto de ser buen estudiante lo que para unos es muchas horas de estudio para otros es poco, y establecer el tiempo adecuado depende de las circunstancias y de las personas; o que, en relación con la humildad o el descaro, no hay un término matemático que corresponda a la conducta válida en todo momento y lugar pues en unas circunstancias lo correcto será mostrarse efusivo y cordial y en otras mantener una cierta distancia y no demasiada emotividad. En resumen, y utilizando las propias palabras de Aristóteles, si se vive la pasión o el sentimiento o se realiza la acción "cuando es debido, y por aquellas cosas y respecto a aquellas personas y en vista de aquello y de la manera que se debe, entonces hay término medio y excelente, y en esto consiste la virtud".
Como ejemplos de virtud cabe señalar el valor (medio entre la temeridad y la cobardía), la templanza (medio entre la intemperancia o libertinaje y la insensibilidad); la virtud más importante es la justicia.
Arte
Saber práctico que nos faculta para la producción de objetos.
Ahora con esta palabra nos referirnos a la producción de objetos estéticos, sin embargo, en el mundo griego este término tenía un significado más general: se utilizaba para designar toda capacidad productiva, tanto la que genera objetos estéticos como la que produce objetos meramente útiles, independientemente de si poseen o no valor estético. En nuestro lenguaje encontramos un residuo de esta concepción en palabras como "artefacto", "artificial", "artesano"...
Técnica
Del griego “tékhne”, significa, como en la Edad Media “ars”, arte, habilidad para la realización de cosas.
El arte o técnica es la capacidad para hacer algo, pero a diferencia de la prudencia que se refiere al hacer en el sentido de conducirse o comportarse, la técnica nos faculta para hacer en el sentido de producir o fabricar algo (sea algo físico como una mesa o algo espiritual como un poema).
Ciencia
En griego “epistéme”. Es el saber de las relaciones necesarias existentes entre las cosas. A diferencia del Noûs, es un saber discursivo o demostrativo.
Prudencia
En griego “phrónesis” y en latín “prudentia”. La prudencia es el saber que nos enseña cómo nos debemos comportar; descubre cuáles son los medios adecuados para la realización de la felicidad y de la vida virtuosa.
Sabiduría
Del término griego “sophía”. Es a la vez el conocimiento de los primeros principios y de las consecuencias necesarias que se siguen de ellos, por lo tanto es la síntesis de Noûs y ciencia.
Aristóteles la identifica con la filosofía y la considera el saber más perfecto. La sabiduría es el Noûs y la ciencia de las cosas más nobles, de las cosas supremas y, en último término, de Dios.
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