Sigmund
Freud formulo dos teorías sobre la constitución del aparato psíquico, la
primera fue en el año 1900, luego en 1923 la reformulo, creando otra
conceptualización mas amplia.
Las
primeras concepciones sobre la neurosis, la teoría de los sueños etc, llevaron
a Freud a la convicción de que en el psiquismo humano actuaban tres sistemas
distintos:
EL
INCONSCIENTE.
Es la
parte más arcaica y originaria del psiquismo y al mismo tiempo la parte más
próxima, a las fuentes pulsionales.
Se
considera como el habitáculo de los impulsos innatos, los sentimientos, los
deseos, los recuerdos reprimidos, etc; y se caracteriza porque, en general, sus
elementos son inaccesibles a la conciencia, solo pueden acceder a esta a través
del preconciente, que cumple la función de censor o filtro, por medio de la
crítica o represión, excluyendo los elementos inconscientes que pueden dañarle.
Pone de manifiesto que el psiquismo es más que lo consciente y que ciertos
contenidos solo se vuelven conscientes cuando en el proceso curativo se superan
las resistencias.
Es un
sistema en constante evolución y cargado de energía psíquica. En esto, Freud
ubica nuestras energías, nuestros instintos, que son de tanta importancia en
nuestro comportamiento.
El
sistema inconsciente, carece de edad cronológica , no conoce pasado ni futuro y
si, solo presente.
SISTEMA
CONSCIENTE.
Se
trata de la parte del aparato psíquico más próxima al mundo exterior y se
encuentra entre este y la memoria. Sin embargo, el consciente no memoriza nada,
esto le corresponde a otro elemento que es el preconciente, del cual hablaremos
más tarde.
La
conciencia debe ser considerada como un órgano sensorial situada en el límite
de lo interno y lo externo, capaz de percibir procesos de una u otra naturaleza.
Su
función es fundamentalmente perceptiva, registra la información procedente del
exterior y también la del interior.
Frecuentemente
se ha intentado explorar el sistema conciente mediante la auto-observación,
pero esta observación introspectiva no puede convencernos por completo, pues
todo lo que uno puede decir de si mismo no ofrece suficiente garantía de
objetividad.
El
estado de vigilia sería la superficie externa de la conciencia. Durante el
sueño, en cambio, aquella sería impermeable a los estímulos externos al mismo
tiempo que aumentaría la sensibilidad a la superficie intrapsíquica. L
SISTEMA
PRECONCIENTE.
Comprende
los pensamientos y vivencias que en un momento dado no son conscientes, pero
que pueden convertirse en tales, mediante un esfuerzo de atención, a diferencia
de lo inconsciente que indica los procesos y los contenidos psíquicos
activamente rechazados de la conciencia por fuerzas intrapsíquicas, como la
censura y la represión
Este
último es un sistema de percepción y está íntimamente ligado o relacionado con
la afectividad, pero en el transcurso del desarrollo se interpone algo entre
ambos sistemas, que viene a complicar al mecanismo psíquico. Este algo está
constituido por el preconciente que contiene, por una parte, elementos
procedentes del inconsciente que progresan hacia la conciencia y por otra
parte, por impresiones almacenadas procedentes del exterior. Por lo tanto
aunque sus contenidos no se encuentran en el campo de la conciencia pueden
estarlo en cualquier momento. Sus contenidos son accesibles a la conciencia,
sin que para ser parte de ella tengan que superar una censura represiva, sino
más bien una censura de tipo selectiva ya que no caben todos los contenidos del
exterior en nuestra memoria. Así, cualquier información que llegue a nuestro
sistema perceptivo, aunque luego sea reprimido, dejará de estar en el campo de
la conciencia para pasar al preconciente, al mismo tiempo que contenidos del
preconciente pueden pasar al consciente sin ningún esfuerzo.
Resumiendo:
lo inconsciente sería como una gran cámara en la que se acumulan todas las
tendencias psíquicas, hay otro gran salón que llamamos la conciencia, y entre
ambos salones hay un centinela que permite o no el paso de lo inconsciente a lo
conciente. Ese centinela es la censura. Las tendencias rechazadas por la
censura son reprimidas y no pueden ingresar en la conciencia.
Tenemos
lo conciente, tenemos lo inconsciente; pero hay otra instancia en el medio de
ambos y es el preconciente. Freud observa que hay pensamientos que no son
concientes porque no están en el pensamiento constantemente, y que tampoco son
inconscientes porque se hayan de este lado de la censura, entonces se dice que
son pensamientos preconcientes.
En 1923
y ha medida que avanza el psicoanálisis y viendo que esta forma de imaginar el
aparato psíquico no llegaba a explicar todo lo nuevo que iba apareciendo,
decide reformular sus conceptos. Por eso crea un nuevo soporte teórico que si
bien no anula el anterior lo enriquece y lo modifica. Ahora para Freud el
aparato psíquico se divide en tres instancias:
EL ELLO
Es el
fondo de las pulsiones de la personalidad; lo que la personalidad tiene de
heredado, constitutivo y pulsional se expresa psicológicamente en el ello. Se
encuentra en él la energía psíquica tanto erótica o libidinosa como destructiva
o agresiva. Incluso, cuando con el tiempo se desarrolle el Yo y el Superyo,
toda la energía de estos tiene su origen y fuente en el Ello. Al principio el
ser humano solo es pulsión, el recién nacido es solo ello.
Esta
constituido por la totalidad de los impulsos instintivos. Gran parte del ello
esta formado por elementos arcaicos, es decir, todo lo heredado, lo que ha
traído el hombre genéticamente desde su nacimiento. Todos los sectores del ello
son inconcientes. No se ve afectado por él tiempo ni perturbado por las
contradicciones; ignora los juicios de valor, el bien y el mal y la moral.
Unicamente trata de satisfacer sus necesidades instintivas según el principio
del placer. El Ello se rige únicamente por el principio del placer, solo busca
satisfacción inmediata al margen de cualquier consideración como la
supervivencia, la defensa de los peligros, los principios morales o la
convivencia social.
Dinámicamente
está compuesto por los impulsos innatos, agresivos y sexuales y por los deseos
reprimidos.
En
síntesis, el ello es la parte de la mente en donde estas los instintos que no
conocen otra lógica que el lograr el placer, es la parte mas animal del ser
humano. Es el lugar de los instintos o pulsiones sexuales, también de los instintos
agresivos. Pero así también es el reducto que aporta la energía mental a los
individuos.
EL YO
El Yo
es lo conciente. Es el yo coherente encargado de coordinar funciones psíquicas
e impulsos internos, se encarga de manejar el cuerpo, el que recoge las
percepciones, el que ordena y coordina. Por otro lado es el encargado de
reprimir a lo inconsciente los procesos psíquicos que no aprueba.
El Yo
actúa como mediador entre la persona y la realidad externa, entre el Ello y el
mundo exterior, entre el Ello y el Superyo, una posición entre los instintos
primarios y las exigencias del mundo exterior. Percibe las necesidades de la
propia persona, tanto físicas como fisiológicas, y las cualidades y actitudes
del ambiente. Valora e integra estas percepciones de manera que busca que las
exigencias internas se pueden ajustar a los requerimientos externos. Las otras
dos instancias psíquicas de la personalidad, el Ello y el Superyo, se
relacionan con el Yo intentando siempre alcanzar un equilibrio. El Superyo está
formado por la asimilación de las normas culturales que rigen una sociedad. El
Ello es una reserva de energía que guiada por el instinto del placer, busca la
satisfacción total e inmediata de los impulsos instintivos.
EL SUPER
YO
En el
desarrollo de la personalidad, finalmente se constituye una tercera instancia
al separarse una parte del Yo y observarse a si misma, juzgando y criticando.
Su
papel viene a ser el de juez o censor del Yo. Su acción se manifiesta en la
conciencia moral, en la autocrítica, en la prohibición y funciona en oposición
a la gratificación de los impulsos o enfrentándose a las defensas que el Yo
opone a dichos impulsos. Es una especie de censura que inspira el sentimiento
neurótico de culpabilidad y autocastigo; es la instancia represora por
excelencia, el soporte de todas las prohibiciones y de todas las obligaciones
sociales y culturales.
Es la
instancia psíquica desglosada del Yo que auto-observa y critica las acciones
del ser humano y le presenta la imagen ideal a la que debe parecerse.
Además
de la función de censura, el Superyo preside también la formación de los
ideales, funciones imaginarias del Yo, cuyas complejas relaciones con él es uno
de los grandes problemas psicoanalíticos que implican a los problemas de
identificación. La severidad del Superyo no es proporcional a la de los padres,
ya que, debido a la intervención de los procesos de identificación imaginaria,
puede ser grande la diferencia entre las prohibiciones establecidas por el
entorno y las exigencias del Superyo del sujeto. Juzga y critica, representa
las exigencias de la moralidad y de la sociedad, pero también el Super yo
representa a los ideales y lo que uno aspira a ser.
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