martes, 21 de mayo de 2024

LOS ORÍGENES DE LA FILOSOFIA SEGÚN KARL JASPERS

 Karl Theodor Jaspers ( 1883-Basilea,1969) fue un psiquiatra y filósofo alemán




LOS ORÍGENES DE LA FILOSOFÍA SEGÚN KARL JASPERS

Aquí les presento, un texto clásico de la filosofía, que nos ejemplifica las diversas fuentes de donde salen las preguntas filosóficas,

ACTIVIDAD PROPUESTA:

1- Leer con atención el texto, buscando el significado de las palabras que no conozco

2- Buscar información de los filósofos que nombra Jaspers

3- Explicar con tus palabras 3 ejemplos actuales donde se visualicen los orígenes del filosofar


"La historia de la filosofía como pensar metódico tiene sus comienzos hace dos mil quinientos años, pero como pensar mítico mucho antes.

Sin embargo, comienzo no es lo mismo que origen. El comienzo es histórico y acarrea para los que vienen después un

conjunto creciente de supuestos sentados por el trabajo mental ya efectuado. Origen es, en cambio la fuente de la que

mana en todo tiempo el impulso que mueve a filosofar. Únicamente gracias a él resulta esencial la filosofía actual en cada

momento y comprendida la filosofía anterior.

Este origen es múltiple. Del asombro sale la pregunta y el conocimiento, de la duda acerca de lo conocido el

examen crítico y la clara certeza, de la conmoción del hombre y de la conciencia de estar perdido la cuestión

de sí propio. Representémonos ante todo estos tres motivos.

Primero . Platón decía que el asombro es el origen de la filosofía. Nuestros ojos nos "hacen ser partícipes del

espectáculo de las estrellas, del sol y de la bóveda celeste”. Este espectáculo nos ha "dado el impulso de

investigar el universo. De aquí brotó para nosotros la filosofía, el mayor de los bienes deparados por los dioses

a la raza de los mortales". Y Aristóteles: “Pues la admiración es lo que impulsa a los hombres a filosofar:

empezando por admirarse de lo que les sorprendía por extraño, avanzaron poca a poco y se preguntaron por

las vicisitudes de la luna y del sol, de los astros y por el origen del un universo."

El admirarse impele a conocer. En la admiración cobro conciencia de no saber. Busco el saber, pero el saber

mismo, no "para satisfacer ninguna necesidad común”.

El filosofar es como un despertar de la vinculación a las necesidades de la vida. Este despertar tiene lugar

mirando desinteresadamente a las cosas, al cielo y al mundo preguntando qué sea todo ello y de dónde todo

ello venga, preguntas cuya respuesta no serviría para nada útil, sino que resulta satisfactoria por sí sola.

Segundo . Una vez que he satisfecho mi asombro admiración con el contexto de lo que existe, pronto

se anuncia la duda . A buen seguro que se acumulan los conocimientos, pero ante el examen crítico no hay

nada cierto. Las percepciones sensibles están condicionadas por nuestros órganos sensoriales y son

engañosas y en todo caso no concordantes con lo que existe fuera de mí independientemente de que sea

percibido o en sí. Nuestras formas mentales son las de nuestro humano intelecto. Se enredan en

contradicciones insolubles. Por todas partes se alzan unas afirmaciones frente a otras. Filosofando me

apodero de la duda, intento hacerla radical, mas, o bien gozándome en la negación mediante ella, que ya no

respeta nada, pero que por su parte tampoco logra dar un paso mas, o bien preguntándome dónde estará la

certeza que escape a toda duda y resista ante toda crítica honrada.

La famosa frase de Descartes "pienso, luego existo" era para el indubitablemente cierta cuando dudaba de

todo lo demás, pues ni siquiera el perfecto engaño en materia de conocimiento, aquel que quizá ni percibo

puede engañarme acerca de mi existencia mientras me engaño al pensar.

La duda se vuelve como duda metódica la fuente del examen crítico de todo conocimiento. De aquí que sin

una duda radical, ningún verdadero filosofar. Pero lo decisivo es cómo y dónde se conquista a través de la

duda misma el terreno de la certeza.

Y tercero . Entregado al conocimiento de los objetos del mundo, practicando la duda como la vía de la

certeza, vivo entre y para las cosas, sin pensar en mí, en mis fines, mi dicha, mí salvación. Más bien estoy

olvidado de mi y satisfecho de alcanzar semejantes conocimientos.

La cosa se vuelve otra cuando me doy cuenta de mí mismo en mi situación.

El estoico Epícteto decía: “El origen de la filosofía es el percatarse de la propia debilidad e impotencia.”

¿Cómo salir de la impotencia? La respuesta de Epicuro decía: considerando todo lo que no está en mi poder

como indiferente para mi en su necesidad, y, por el contrario, poniendo en claro y en libertad por medio del

pensamiento lo que reside en mi, a saber, la forma y el contenido de mis representaciones.

Cerciorémonos de nuestra humana situación. Estamos siempre en situaciones. Las situaciones cambian, las

ocasiones se suceden. Si estas no se aprovechan no vuelven más. Puede trabajar por hacer que cambie la

situación. Pero hay

situaciones por su esencia permanentes, aun cuando se altere su apariencia momentánea y se cubre de un

velo su poder sobrecogedor: no puedo menos de morir, ni de padecer, ni de luchar, estoy sometido al acaso,

me hundo inevitablemente en la culpa. Estas situaciones fundamentales de nues tra existencia las

llamamos situaciones límites . Quiere decir que son situaciones de las que no podemos salir y que no

podemos alterar. La conciencia de estas situaciones límites es después del asombro y de la duda el origen

más profundo aún, de la filosofía. En la vida corriente huimos frecuentemente ante ellas cerrando los ojos y

haciendo como si no existieran. Olvidamos que tenemos que morir, olvidamos nuestro ser culpable y nuestro

estar entregados al acaso. Entonces sólo tenemos que habérnoslas con las situaciones concretas, que

manejamos a nuestro gusto y a las que reaccionamos actuando según planes en el mundo, impulsados por

nuestros intereses vitales. A las situaciones límites reaccionamos, en cambio, ya velándolas, ya cuando nos

damos cuenta realmente de ellas, con la desesperación y con la reconstitución: Llegamos a ser nosotros

mismos en una transformación de la conciencia de nuestro ser.

Resumamos. El origen del filosofar reside en la admiración, en la duda, en la conciencia de estar perdido. En

todo caso comienza el filosofar con una conmoción total del hombre y siempre trata de salir del estado de

turbación hacia una meta.

Platón y Aristóteles partieron de la admiración en busca de la esencia del ser.

Descartes buscaba en medio de la serie sin fin de lo incierto la certeza imperiosa.

Los estoicos buscaban en medio de los dolores de la existencia la paz del alma.

Cada uno de estos estados de turbación tiene se verdad, vestida históricamente en cada caso de las

respectivas ideas y lenguaje. Apropiándonos históricamente éstos, avanzamos a través de ellos hasta los

orígenes aún presentes en nosotros.

El afán es de un suelo seguro, de la profundidad del ser, de eternizarse.

Estos tres influyentes motivos –la admiración y el conocimiento, la duda y la certeza, el sentirse perdido y el encontrarse a

sí mismo– no agotan lo que nos mueve a filosofar en la actualidad." (Karl Jaspers)


Aquí pueden ver un video esquemático que los puede ayudar,

realizado por el Prof Matías Bobadilla


https://www.youtube.com/watch?v=-Oln_ACzznc








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